Reflexión Unidad Didáctica 4

La gestión del aula en entornos online se ha visto catapultada a la primera línea de batalla de la oferta formativa a raíz de la pandemia mundial de la COVID-19. En un abrir y cerrar de ojos, instituciones, centros y entidades que eran tímidas en dar el salto digital o, que lo habían hecho pero con poca firmeza, se han visto obligadas a brindar esta opción formativa como la única posible, al menos, durante el período que ha durado el confinamiento duro en España y en otros países de nuestro entorno y del mundo en general.

Pienso que, esta realidad es ya irrevocable e irreemplazable, pues la tecnología marca el ritmo de los tiempos. Tanto en el entorno educativo como en todos los demás. La ciencia, el derecho, la medicina, el ocio, el turismo, etc. cambian y se adaptan a las nuevas realidades que estamos viviendo a un ritmo vertiginoso. Quién no esté al día de los cambios de plataformas digitales, de distintas aplicaciones, repositorios web, y un enorme elenco de recursos y herramientas virtuales que desconozco, pasa rápidamente a convertirse en un ‘cadáver’ educativo, profesional y social. Y sino en un cadáver, por lo menos en un desfasado que no puede estar a la altura de lo que le requieren sus coetáneos (me pongo a mí mismo como ejemplo, al no contar con apenas ninguna red social y ser bastante torpe a la hora de utilizar y gestionar entornos web).

Pero no voy a ser agorero o fatalista. Me parece que la tecnología y poder tener acceso a la formación online son una suerte inmensa para muchas personas de este planeta Tierra. Internet está presente en todos los continentes y países del orbe, si bien con limitaciones y restricciones en algunos casos, pero cada vez más se va a llegar a que todas las personas puedan tener un acceso, más o menos razonable, al mundo virtual.

En mi entorno cercano, por ejemplo, no conozco ni a una sola persona que no tenga un teléfono móvil, sino dos y hasta tres (en función de si es el móvil de un trabajo, el de otro trabajo y el suyo personal). Y esto es un hecho, la tecnología la necesitamos para nuestro día a día y qué mal lo pasamos cuando no tenemos datos en el móvil, o no tenemos acceso WIFI y debemos conectarnos con urgencia a Internet para revisar tal o cual tema. Y qué bien, y qué rápidos se pueden hacer cantidad de trámites administrativos o burocráticos que antes requerían de mañanas enteras de colas, citas previas y, ventanillas con funcionarios deseosos de soltar el consabido: “vuelva usted mañana”. Ahora bien, ahí está la otra cara de la moneda, y si por un lado Internet nos facilita la vida; por otro lado, podemos acabar convirtiéndonos en una especie de  autómatas o seres aislados que viven en burbujas de información y comparten soledades en espacios comunes (casa, colegio, trabajo, transporte público… todos amorrados a las pantallas del móvil, tableta o PC). Hay una canción que me viene a la cabeza de ‘Hijos de un mismo Dios’ de Macaco (2015), esta estrofa condensa lo que estoy diciendo aquí: “Luis, con el mundo, lleva una vida muy social; En la Red un millón de amigos; Dice no te pueden fallar; Pero en su casa hace un mes; Que nadie cruza su portal; La banda sonora, solitaria comunidad.”  https://www.youtube.com/watch?v=4HYVgZT37rg&ab_channel=MacacoOficialVEVO (min 2:10 al 2:28). Con lo dicho abogo por un uso responsable de la tecnología y campañas como las de A3 media de “Levanta la Cabeza” me parecen muy acertadas en este sentido.

Volviendo al tema que nos ocupa, en esta unida he podido ahondar y reflexionar sobre las distintas posibilidades de educación remota. La clase online 100%, como nuestro máster, me da la posibilidad de compatibilizar mi vida laboral y familiar, con mi vida educativa. Cosa que de otro modo sería del todo imposible. También el concepto de clase ‘semi presencial’ o -blended learning- me parece una técnica muy útil y sugerente, puesto que combina las características de las clases online y presencial. En este sentido, cuando nos detenemos a examinar las distinciones entre clase presencial y virtual y las derivaciones que ha habido de unas a otras, me gusta mucho el cuadro comparativo que se nos presenta en la página 10, dentro del epígrafe 1.2.2. La enseñanza/clase invertida y que se resume en lo siguiente: “el blended learning parte de una modalidad a distancia, en la que se integra la modalidad presencial en una proporción concreta; mientras que el flipped learning –clase invertida- parte de una modalidad presencial en la que se integran recursos y metodologías propias de la enseñanza a distancia”.

A propósito de lo anterior me gustaría comentar el breve vídeo que vimos en clase sobre los profesores del Instituto Cervantes de Praga, en que ellos aprovechaban las clases invertidas, no para delegar todo el contenido gramatical en horario extra-escolar, sino más bien como un complemento a lo que iban trabajando en clase. Ya que, abusar de este tipo de recursos (entendiendo que ellos están en un contexto de enseñanza presencial) puede provocar una saturación en los estudiantes y llegar a dudar sobre la utilidad o no de ir a clase, si al fin y al cabo los estudiantes lo tienen todo en la Red. Esta forma de proceder me parece muy acertada y ecuánime.

Otro aspecto que me llama la atención a mí mismo es lo poco familiarizado que estoy todavía con todos estos entornos de formación online. De hecho, cuando empecé el presente máster sufría bastante para localizar los contenidos dentro de la página web de la Universidad. A veces, hasta el punto de la desesperación por pensar que me había dejado alguna entrega por no saber ver dónde colgarla, o no encontrar el enlace para las videoconferencias, etc. Así que, tomo nota, como aspecto a mejorar, o por lo menos, en no tener miedo a perder tiempo en indagar en estos entornos digitales y a usar recursos como Kahoot, Socrative, Poll Everywhere, Padlet, Quizlet, Play Posit y Ed Puzzle (entre otros de los expuestos en la Unidad Didáctica).

La distinción que se nos ofrece de Alonso (2016) entre trabajo colaborativo y cooperativo me parece también que es necesaria, puesto que si bien son términos similares, son distintos y yo también estoy de acuerdo en un tipo de tándem académico enmarcado dentro de los estándares del modelo cooperativo. Y ello por las múltiples ventajas que aporta, sentirse parte de un mismo grupo, con un mismo fin, contagiarse del entusiasmo los unos de los otros, aprender de todos y también saber ceder y crecer como alumno y persona. Así pues, la teoría de Vigotsky de la Zona de desarrollo próximo la entiendo como una obviedad que quizá hasta que no se expuso en términos formales o académicos no se tenía como un elemento a tener en cuenta. Pero es evidente que el ser humano es un ser social y por tanto, necesitamos de ese aspecto gregario para adquirir los conocimientos y participar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, generación tras generación. Como reza el Salmo 18 3-4“el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra”.

A modo de conclusión, me parece que es claro que la enseñanza del español como Lengua Extranjera a través de la red ayuda a fomentar la independencia de los estudiantes, dando lugar a que cada uno pueda aportar sus destrezas e integrarlas con las del resto. También se puede dar multitud de matices y puntos de vista sobre un mismo tema al poderlos complementar con imágenes, vídeos, clases magistrales, ejemplos, etc. Y otro punto clave es la cohabitación e integración de la interculturalidad y la mediación, tanto lingüística como social al compartir el curso online con personas de entornos culturales muchas veces muy variados. En nuestra propia clase ya ocurre y puedo decir desde mi experiencia que es un gran enriquecimiento personal y grupal.  

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